El chef Kenneth Toft-Hansen, quien ya había participado en la edición 2015 en la final de este prestigioso concurso culinario, es propietario de un hotel restaurante, el Svinkløv Badehotel, en el litoral norte de Jutland, en Dinamarca.

El chef sueco Sebastian Gibrand (D) y su equipo celebra el segundo lugar logrado en la final del Bocuse d’Or Internacional en el SIRHA, evento internacional, el 30 de enero de 2019, en Chassieu, cerca de la ciudad francesa de Lyon. Este éxito escandinavo se explica, según el vencedor, por su “gran experiencia en la competitividad”.

“Estos gustos, esta frescura, era el buen momento”, dijo a la prensa, con la estatuilla dorada en la mano. “Es un trabajo de equipo más que el de un solo hombre”, declaró Toft-Hansen, cuyo equipo también recibió el premio del mejor cocinero, otorgado a Christian Wellendorf.

Unos 24 chefs –entre ellos dos mujeres– del mundo entero se enfrentaron durante dos días alrededor de dos platos típicos de la gastronomía francesa: una chartreuse de frutos de mar, guiño al chef Joël Robuchon muerto en agosto, y una pieza de ternero rostizado, en homenaje a Paul Bocuse, ilustre fundador de este concurso muerto hace un año.

Cada equipo tenía 5 horas y 35 minutos para hacer su obra y rivalizar en originalidad. “Vi un trabajo excepcional, no hay palabras, es bello y es bueno”, declaró a la AFP el presidente honorífico del jurado, el chef que ha ganado tres estrellas, Christophe Bacquié.

Francia, que ganó siete veces el Bocuse d’Or, se conformó con el premio “al mejor tema de plato”. En 2017, el ganador fue Estados Unidos.

La estatuilla dorada con la efigie de Paul Bocuse, fundador de esta “copa del mundo” de la cocina, fue entregada por su hijo Jérôme, presidente del concurso desde 2017 y presidente del Sirha, salón internacional de la restauración. Este evento, destinado a los profesionales de la hotelería y de la restauración recibe durante cinco días más de 200.000 visitantes.AFP